El tiempo de uso del dispositivo es una funcionalidad recientemente incorporada en los sistemas operativos de los Smartphones que permite al usuario saber el tiempo exacto que pasa consultando el móvil cada día o cada semana. El resultado suele ser sorprendente, ya que de media pasamos más de 2 horas “pegados” a la pantalla.
Este dato resulta contradictorio respecto a «la excusa nº 1” que la mayoría de las personas ponemos cuando nos exhortan a adquirir nuevos hábitos o realizar ciertas actividades: “no tengo tiempo”, ya sea para ir al gimnasio, leer más o aprender algo nuevo.
Si bien es cierto que esas dos horas diarias (más o menos) que el Smartphone nos recuerda que hemos estado mirándolo no son continuas, ser conscientes del dato nos puede ayudar a decidir si es demasiado y si, por lo tanto, deberíamos reducir o condensar los minutos que dedicamos al móvil, o en qué aplicar mejor ese precioso tiempo.
Los informes de tiempo de uso del dispositivo se estructuran en varias temáticas (Entretenimiento, Juegos, Redes sociales y Productividad). Así, podemos saber si invertimos más minutos en consultar el correo corporativo o personal, en revisar nuestras redes sociales, en comprar o jugar, en consultar páginas web o incluso, por qué no, en aprender. Hacer un análisis diario de ese tiempo -e intentar diferenciar qué es prescindible de lo que no– puede ayudarnos a ganarle minutos e incluso horas al día que podemos invertir en otras cosas más productivas.
INVERTIR EN EL AUTROAPRENDIZAJE
El ejercicio y la actividad física es sin duda una de las mejores inversiones que una persona puede realizar para mejorar. Otra, dedicar tiempo a aprender cada día, y esto no significa necesariamente apuntarnos a un MBA.
Gracias a Internet podemos aprender de mil maneras diferentes, ya sea a través de MOOCs, podcast, vídeos de YouTube, cuentas de Instagram, tableros de Pinterest, hilos de Twitter, canales de aprendizaje de ciertas empresas o blogs especializados.
Este tipo de aprendizaje (online, multidispositivo y breve) nos facilita optimizar los 10, 20 o 30 minutos que tenemos en un desplazamiento o en una espera para aprender algo nuevo, siempre y cuando no solo escuchemos o miremos, sino que apliquemos algún tipo de técnica para “fijar” lo aprendido a nuestra memoria y “comprometernos” a aplicarlo.
Sin este ejercicio de fijación y compromiso los nuevos conocimientos seguramente se diluyan a los pocos días, y ni lleguemos a recordar que escuchamos un podcast estupendo sobre machine learning que nos gustaría comentar a nuestro jefe o un compañero porque tenía varias ideas aplicables a nuestro puesto de trabajo.
LIFE LONG LEARNING, TAMBIÉN EN LA EMPRESA
En el entorno corporativo la necesidad de aprender constantemente y de reciclar y renovar nuestros conocimientos se ha convertido en un imperativo. Esto no significa que hace 10 o 20 años no se necesitara aprender en el puesto de trabajo, ni por supuesto implica que el concepto de autodidacta sea exclusivo de la era digital.
La gran diferencia se basa en dos aspectos principalmente: en primer lugar, que en la actualidad los cambios suceden más rápidos, con lo que el imperativo de aprender nuevas herramientas, plataformas o softwares se hace más exigente. Y en segundo lugar, que muchos recursos de aprendizaje (vídeos, guías, módulos online, etc.) no necesitan ser desarrollados por las empresas desde cero, sino que ya están perfectamente diseñados y puestos a disposición de la red por las propias marcas. El propósito comercial está claro (cuanta más gente sepa usar su software, más licencias se venderán), pero también lo es el beneficio para el interesado que no quiere pagarse un curso sobre la herramienta en cuestión.
Algunos ejemplos muy conocidos son los tutoriales de Apple sobre el uso del iPhone, los vídeos de Microsoft sobre las diferentes aplicaciones de O365. También las empresas desarrolladoras de herramientas y softwares que ayudan a impulsar la transformación digital de las empresas están diseñando estupendos itinerarios formativos estructurados por niveles de dificultad, con lo que es posible que cada persona aprenda a su ritmo. Es el caso de QlikSense o QlickView, de Alteryx o de Python, que en sus páginas web corporativas ofrecen de forma abierta y gratuita todo tipo de recursos perfectamente estructurados e incluso gamificados, y que suelen combinar tutoriales en vídeo con sencillas prácticas auto-corregibles.
Las empresas no pueden sino beneficiarse de la calidad, cantidad y variedad de estos recursos ya producidos por los desarrolladores de herramientas y software, adaptándolos y complementándolos con actividades propias para que respondan a lo que concretamente necesitan sus profesionales.
Por ejemplo, creando itinerarios formativos que apliquen la metodología 70-20-10 donde se puedan consultar dichos recursos, pero combinándolos con casos de uso o tutorías para que realmente sean útiles para cada colectivo.
MODO APRENDIZAJE, ON
Para que el aprendizaje sea efectivo es necesario dedicar un tiempo continuado y consciente a leer, a interiorizar, a tomar notas y a reflexionar. No se trata de ver un vídeo tras otro, ni de descargar pdfs que escaneamos en diagonal con la esperanza de tener más adelante tiempo para leerlos en detalle. Del mismo modo que cuando estamos practicando un deporte dejamos el teléfono a un lado y nos dedicamos de pleno a la actividad para que el entrenamiento sea fructífero, cuando nos vamos a dedicar a adquirir nuevos conocimiento es aconsejable ponernos en “modo aprendizaje”.
ALGUNOS CONSEJOS
- Programar el tiempo para el aprendizaje y respetarlo, ya sean 15, 30 o 60 minutos seguidos.
- Crear el ambiente propicio, evitando distracciones externas (ruidos, otras personas, etc.)
- Desconectar las notificaciones si vamos a utilizar el Smartphone para aprender, y ponerlo en silencio o en modo avión si no va a ser necesario usarlo (aunque lo mejor es ponerlo en otra sala o guardarlo en un bolso fuera de nuestro alcance para evitar la tentación de mirarlo).
- Poner todos nuestros sentidos en lo que estamos viendo, escuchando o leyendo, tomando notas digitales o en papel, subrayando y deteniéndonos en los conceptos que nos llamen más la atención o que no hayamos conseguido entender.
- Reflexionar sobre cada bloque de contenido, realizar unas pequeñas conclusiones y un compromiso de aplicación en caso de que sea útil o que tengamos que ampliar información.
- Contárselo a otros, ya que será útil para fijar el conocimiento al verbalizarlo, y de paso contrastamos opiniones con otro y realizamos un ejercicio de aprendizaje informal.
EN CONCLUSIÓN
El tiempo que dedicamos al Smartphone no tiene por qué ser improductivo. Lo es si “picoteamos” por diferentes páginas saltando de una a otra sin saber qué estamos buscando o si revisamos una y otra vez las redes sociales esperando un like, un comentario o una publicación.
Muchas veces desbloqueamos el teléfono sin saber muy bien ni siquiera para qué lo hacemos, incluso miramos la hora e inmediatamente la olvidamos. Incluir en las primeras listas de nuestras prioridades el tiempo que dedicamos a aprender, ya sea a través de canales físicos o virtuales, es una de las mejores inversiones que podemos realizar en estos tiempos de transformación digitales, y redundará en la mejora de la persona más importante en la vida de cada ser humano: uno mismo.
PARA SABER MÁS:
- Todo lo que necesitas hacer para evitar que el móvil te absorba tu tiempo libre. https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2018-09-10/evita-movil-absorber-tiempo-vicio_1612810/
- Los siete hábitos de la gente que aprende de manera efectiva: https://lateralia.es/7-habitos-gente-aprende-efectiva/