Aprender y poner en práctica lo que sabemos es una excelente manera de estar actualizados, ser atractivos, resolutivos y hasta sorprendentes para otros. Saber algo “inesperado” en cierto contexto y de pronto ponerlo sobre la mesa en una reunión o en una conversación importante puede hacer que otros se fijen en nosotros con admiración, e incluso abrirnos las puertas a un proyecto u oportunidad laboral interesante.
Por experiencia, todos sabemos que aprender no solo requiere esfuerzo en el momento justo en que estamos aprendiendo. Sino que se requiere muchísima más constancia evitar que esos conocimientos que tanto nos costó retener durante un tiempo no se diluyan hasta desaparecer.
Una buena táctica es aplicar los consejos de expertos en productividad a nuestras ganas de aprender y mejorar. Entre los numerosos títulos escritos en torno a la efectividad y productividad personal destaca el ya clásico “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”. En él su autor, Stephen R. Covey, desgrana los hábitos que cumplen aquellas personas que saben organizar su tiempo y por tanto su vida de manera eficiente y productiva.
Todos conocemos a compañeros, amigos o familiares inteligentes y talentosos que, sin embargo, parecen sumergidos en una montaña de acontecimientos ajena a ellos y que les resta capacidad para poner de manifiesto todas sus capacidades. Incluso podemos pensar eso de nosotros mismos: que somos “víctimas” de la tiranía y exigencias de otros.
Sin embargo, reflexionar sobre uno mismo, fijar cuáles son nuestros objetivos y establecer un plan de acción para lograrlos puede ser el extra que nuestra inteligencia natural necesita para catapultarnos hacia “un mayor éxito” en lo que nos proponemos.
Los hábitos no dejan de ser aquellos comportamientos sistemáticos que forjan nuestra conducta y definen lo que somos, tanto para nosotros mismos como para los demás.
7 HÁBITOS PARA APRENDER DE FORMA EFECTIVA
Está más que claro que haber estudiado una carrera o uno o varios másteres o postgrados no nos garantiza un empleo de calidad en el futuro imprevisible. Pero poner en marcha algunos consejos basados en las lecciones magistrales de Stephen R. Covey servirá para notar que nuestro esfuerzo por aprender da un mejor resultado.
Hábito 1. Proactividad.
El primer paso está en despertar la necesidad de mejorar y adquirir nuevos conocimientos en nosotros mismos: hacia dónde va nuestra empresa, nuestro sector y cómo nos vemos en ese futuro a corto plazo.
El siguiente paso es ser conscientes de que deberíamos estar canalizando de mejor manera el tiempo que tenemos “libre” en el día a día para aprender nuevos contenidos.
En la actualidad y gracias a las nuevas tecnologías no hace falta disponer de grandes «slots» para poder estudiar, leer o compartir nuevos conocimientos.
Hábito 2. Comenzar con un fin en mente
Antes de matricularnos en un postrado, en un MOOC o en cualquier otro recorrido de aprendizaje que nos vaya a requerir un esfuerzo es bueno hacer un parón y decidir qué necesitamos para completar y evolucionar nuestros conocimientos (técnicos y de habilidades), y dónde deberíamos buscarlos de modo que nuestra motivación intrínseca case con nuestras necesidades de desarrolla.
Plataformas como Degreed permiten tanto a empresas como a particulares construir sus propios “learning paths” de forma orientada y compartirlos con otras personas con necesidades similares.
Hábito 3. Poner lo primero lo primero.
Covey define este hábito como “liberarnos de la tiraría de lo urgente”, es decir, aprender a organizar nuestro tiempo y nuestros recursos para disponer de tiempo libre y aprovecharlo de forma intensa y concentrada.
Algunos consejos prácticos para no darnos “empachos de aprendizaje” son forzar el recuerdo de lo que hemos leído aprendiéndolo de memoria, resolver numerosos test y problemas para ponernos a prueba y, sobre todo, espaciar las repeticiones de lo que vamos aprendiendo.
Otro truco efectivo es el de forzarnos a poner en práctica lo que más nos cuesta recordar, ya que la mente intentará «halagarse a sí misma» haciéndonos ver lo bien que nos sabemos lo que menos le costó aprender.
Hábito 4. Pensar en ganar-ganar.
Está claro que somos libres de aprender lo que nos apetezca. Pero si pensamos en cuáles son los retos a los que se enfrente nuestra área, nuestra empresa/sector y cómo podemos encajar en ellos en el futuro, tendremos más claro qué tenemos que saber y hacer para estar allí a corto y medio plazo.
Aprovechar las oportunidades de formarnos y desarrollarnos en el ámbito corporativo nos abrirá muchas puertas para participar en proyectos nuevos y retadores, más allá de nuestra zona de confort.
Hábito 5. Buscar entender primero y ser entendido después.
En el contexto del aprendizaje este hábito se puede aplicar a numerosas situaciones de aprendizaje social y colaborativo, donde tenemos que ser flexibles y estar abiertos a otras opiniones y puntos de vista, y a la vez ser generosos y estar dispuestos a compartir lo que sabemos con otros (ya sean compañeros o personas desconocidas con las que coincidimos en un MOOC o en una plataforma de aprendizaje online).
Las nuevas tecnologías acercan culturas y geografías. Tener una mente abierta a aceptar «lo diferente» nos servirá para crear nuevos y maravillosos «clústers» de información fresca y distinta a lo que ya conocemos.
Hábito 6. Sinergizar.
No es fácil crear ideas divergentes. Cuanto más especializados estemos en una matera en concreto más difícil será caer en el efecto “Einstellung “, según el cual nuestro cerebro tenderá a buscar siempre soluciones parecidas a cualquier problema que se le plantee.
Aprender cosas distintas y estar en contacto físico o virtual con personas con formación diferente a la nuestra (científica vs. humanística) nos ayudará a comprender los problemas desde puntos de vista complementarios y a crear soluciones innovadoras a los problemas que nos lleguen.
Hábito 7. “Afinar la sierra”.
Para Covey, este hábito se centra en usar nuestra capacidad de renovarnos a todos los niveles: físico, mental y espiritual. Obviamente si estamos cansados será complicado sentarnos a estudiar o a leer o a escuchar un vídeo en modo “concentrado”. Del mismo modo, no suele tener éxito la estrategia de pasar la noche en vela estudiando antes de presentarnos a un test o un examen.
Algunos consejos en este sentido pueden ser buscar lugares diferentes a los habituales para estudiar (una biblioteca, un parque…) y realizar deporte o ejercicio físico antes o después, con el fin de liberar la mente. Del mismo modo, tener unos buenos hábitos de sueño ayudará a que los conocimientos que hemos aprendido de día se consoliden y asienten por la noche, creando cadenas más estables y recordables.
Por último, un consejo decisivo: desconectar. Quitar de nuestro alrededor visual o sonoro todo tipo de dispositivo que pueda conectarnos con el mundo exterior y que pueda tentarnos a consultarlo. El móvil durante el aprendizaje, cuanto más lejos, mejor.
EN CONCLUSIÓN:
Una advertencia: nadie dijo que fuera fácil aprender. La mala noticia es que el cerebro no puede generar neuronas en la edad adulta. La buena es que muchos genios como Van Gogh o Pollock solo empezaron a brillar pasado el ecuador de sus vidas. En cualquier caso, es mucho mejor no esperar a ver si ocurre el milagro, y poner los medios para conseguir lo que nos proponemos con esfuerzo y tenacidad.
PARA SABER MÁS:
- «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva» de Stephen R. Covey, en Amazon.
- Claves para conocer y esquivar el efecto Einstellung. https://lateralia.es/conocer-esquivar-einstellung/