«Cuando creamos ´The Order: 1886´, nuestro objetivo no era exhibir la potencia de PlayStation 4, sino cautivar a los jugadores con un mundo rico y atractivo y una experiencia de juego envolvente.»
Ru Weerasuriya , director creativo | Cofundador de Ready at Dawn
Londres, 1886. Desde hace siglos los caballeros de La Orden luchan por mantener la humanidad a salvo de “los mestizos”, híbridos monstruosos que intentan subvertir el orden y el equilibrio. La gran fuerza de estos seres ha provocado que la balanza siempre cayera a su favor, pero la irrupción de la Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII en Gran Bretaña supone una fractura en esta guerra secular: nuevas armas, formas de energía y sistemas de curación hacen que el combate suba a otro nivel.
The Orden: 1886 es uno de los videojuegos ambientados en la Inglaterra del siglo XIX que demuestran cómo se puede conjugar una excelente producción gráfica y técnica con una historia que atrapa al jugador y le sumerge en un mundo Steampunk en el que sus decisiones personales le llevarán al éxito o al fracaso. Es un ejemplo de cómo en la actualidad este género ha cobrado una segunda juventud de la mano de los avances técnicos, la multijugabilidad, el componente social/cooperativo y la calidad de las historias que subyacen en ellos. Además, son una manera atractiva de aproximar la Historia a las nuevas generaciones.
¿Qué tienen de bueno los videojuegos, que tanto gustan a jóvenes y adultos? ¿Por qué dedican tanto tiempo a ellos, olvidándose de lo que sucede a su alrededor? ¿Qué beneficios conllevan para el aprendizaje? Estas son algunas de las preguntas que Gina Tost y Oriel Boira resuelven en su libro “Vida Extra”, y que de forma condensada son las siguientes:
- En primer lugar y antes que nada, como toda actividad que se realiza voluntariamente y que es del gusto del que la realiza, genera placer. Trabajando correctamente las fórmulas de la diversión, es posible mantener un equilibrio entre lo que es excitación por exceso (estrés) o por defecto (aburrimiento) Mantener esta constante, este flow, es fundamental para lograr que las personas se involucren en cualquier tarea y, por supuesto, en su propio aprendizaje o desarrollo.
- En contra de lo que se suele pensar, los videojuegos desarrollan la parte social de las personas y la capacidad para trabajar en equipo. En las partidas en red es imprescindible colaborar con otros (conocidos o desconocidos) para resolver con éxito las misiones. Igualmente, la posibilidad de compartir con terceros nuestros logros nos hace sentir reconocidos. Es el mismo tipo de estímulo que se tiene cuando superamos nuestras marcas deportivas y lo compartimos en redes sociales diseñadas específicamente para ello.
- Cuando se juega se produce una concentración en la historia, en lo que acontece en el momento o puede suceder. No hay margen para la distracción o el despiste. Esta dedicación a la tarea, leyendo las instrucciones que aparecen en pantalla u observando los movimientos de los personajes, reduce el estrés y la ansiedad, e incluso incrementa la autoestima al comprobar los logros paulatinos.
- Una de las habilidades que se desarrollan de forma más evidente en las personas que juegan videojuegos con frecuencia es la coordinación mano-ojo: la práctica desarrolla la inteligencia kinestésica y espacial. No es casualidad que muchos cirujanos sean excelentes jugadores de video juegos…
- Por último pero no por ello menos importante, los videojuegos desarrollan nuestra creatividad. Un ejemplo de cómo llevar a esta faceta al aprendizaje es minecraftEDU.com, un mod que potencia la parte educativa de un juego.
Como decía Don Quijote, “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.” Explorando mundos, conociendo criaturas fantásticas y aprendiendo a convivir con ellos, también.
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