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¿Cuán susceptible es «TU TRABAJO» de ser automatizado?

"Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí y ponte enseguida a aprender cómo se hace." Franklin D. Roosevelt (1882-1945) Político estadounidense.

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«Nos prometen que habrá compras online por catálogo con solo hacer clic. Que compraremos billetes online en la red, reservaremos en restaurantes y negociaremos contratos. Las tiendas se volverán obsoletas. Entonces, ¿cómo es que el centro comercial de mi barrio hace más negocio en una tarde que el que todo internet mueve en un mes? Incluso aunque hubiera un modo seguro de enviar dinero por internet —que no lo hay—, la red se olvida del ingrediente más esencial del capitalismo: los vendedores.» Artículo titulado «The Internet? Bah!» del astrofísico Clifford Stoll, publicado en la revista «Newsweek» en el año 1995.

The Internet? Bah!

CUIDADO CON LO QUE PREDICES PORQUE PUEDE (NO) CUMPLIRSE

Internet no olvida. Y todo lo que escribimos o volcamos en la red queda registrado en sus anales. Aunque nos después nos arrepintamos y queramos borrarlo, siempre habrá un back up de una web o una captura de pantalla que acredite que esa fue nuestra opinión.

En estos tiempos cambiantes son frecuentes las predicciones de empresas y gurús de todo tipo vaticinando el futuro del trabajo, de las relaciones e incluso de la raza humana como tal. Algunas de estas predicciones se basan en encuestas, estadísticas y análisis de datos, y por lo tanto tienden a ser precisas y objetivas. Son creíbles, realistas y por tanto suelen cumplirse (aunque a veces fallen estrepitosamente, por supuesto).

El tema de la transformación digital es muy dado a todo tipo de opiniones y especulaciones sobre el futuro distinto que nos espera. Un futuro en el que el trabajo tal y como lo conocemos hasta el momento parece verse especialmente alterado por la llegada de robots y automatismos que cada vez acaparan –y acapararán- más tareas realizadas por las personas.

EL FUTURO DEL TRABAJO (O NO)

Algunas predicciones interesantes sobre el futuro del trabajo son las recogidas en el estudio “The Future of Employement: How Susceptible Are Jobs to Computerisation?” de la Oxford University (2013). En él, Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne estudiaron hasta qué punto eran susceptibles de ser informatizados/automatizados más de 700 empleos existentes por entonces en Estados Unidos, utilizando para ello una metodología propia.

La principal conclusión de su análisis es que en torno al 47% de esas ocupaciones estaban en claro riesgo de ser informatizadas y, por tanto, desaparecer. Además, apreciaron una clara relación entre el salario y el nivel educativo de las personas con la probabilidad de que su trabajo fuera realizado a futuro por un algoritmo.

Según Frey y Osborne, hasta hace poco la informatización del trabajo se limitó al ámbito de aquellas tareas rutinarias que implican la ejecución de actividades específicas basadas en reglas (por ejemplo, una macro en Excel para combinar varias tablas o documentos).

Sin embargo, la evolución reciente del machine learning ha hecho posible la sustitución de las personas por algoritmos capaces de reconocer patrones, aprender y tomar decisiones de manera autónoma, siendo imparable esta evolución en los próximos años.

El estudio abre una puerta al optimismo e identifica tres áreas como exclusivas para el desempeño de las personas -al menos a corto plazo-:

  • En primer lugar, aquellas tareas relacionadas con la percepción y manipulación de objetos o personas en entornos desordenados. Un ejemplo sería el cuidado de niños.
  • En segundo lugar, los trabajos que impliquen una fuerte carga de inteligencia creativa, entrando en este campo todo lo relacionado con la inspiración, el humor o la innovación.
  • Y por último, las tareas o actividades que requieran de la puesta en práctica de alguna o varias dimensiones de la inteligencia emocional (tan importante para la gestión de las relaciones, la negociación o la política).

De tal manera que los oficios que requieran de alguna o varias de estos aspectos tendrán más probabilidades de seguir existiendo en las próximas dos décadas.

¿Y MI TRABAJO?

Nadie piensa que «su» trabajo puede llegar a desaparecer. Cree que eso es algo que atañe a los taxistas, transportistas o personas que trabajan en una línea de producción. Sin embargo, echar un vistazo a la lista del informe puede ser algo perturbador.

A modo de resumen:

  • Las cinco profesiones con menos riesgo de ser automatizadas en los próximos 20 años son: (1) Terapeutas recreativos, (2) Supervisores de primera línea de mecánicos, instaladores y reparadores, (3) Managers de gestión de emergencias, (4) Trabajadores sociales de salud mental y abuso de sustancias y (5) Audiólogos.
  • Y las cinco con más riesgo de ser sustituidas por autómatas son: (698) Vendedores de seguros, (699) Técnicos matemáticos, (700) Costureros, (701) Examinadores y buscadores (702), Vendedores de telemarketing.

Es posible ver todo el “ranking” y buscar la profesión más parecida a la nuestra en el apéndice del informe, páginas 57 a 72.

UN FUTURO OPTIMISTA 

Los autores afirman que tradicionalmente el mayor riesgo de la digitalización/automatización de los puestos de trabajo se ha dado en las ocupaciones de baja cualificación (low-skill) y bajo salario. Pero según su estudio, a medida que la tecnología avance los trabajadores con dicho perfil se reasignarán a tareas que no son susceptibles de informatización, es decir, hacia tareas que requieren inteligencia social y creativa.

A cambio, estos profesionales con baja cualificación tendrán que “transformarse” para adquirir habilidades creativas y sociales que les permitan ser empleables en un entorno laboral muy distinto al que conocemos.

La solución ante la automatización imparable no está en una posición “neoludita”, rompiendo los ordenadores y los robots que supuestamente nos quitarán el trabajo, sino en prepararnos desde ya para estar en ese grupo de profesionales creativos que complementarán el potencial de trabajo incansable y perfecto de las máquinas.

Luditas rompiendo un telar. La rotura de máquinas fue criminalizada por el Parlamento del Reino Unido ya en 1721.

PARA SABER MÁS:

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