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¿Sigue siendo el e-learning la misma basura, pero en diferente sitio?

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Ya son 6 los años que tiene la frase con la que encabezamos este post. Está extraída de una entrevista realizada en febrero de 2010 a Roger Schank, experto en Inteligencia Artificial, profesor en Yale y Standford, y firme defensor de métodos de aprendizaje alternativos. Para Schank, el elearning de 2010 replicaba los mismos errores del sistema de formación formal del aula, ofreciendo “el mismo curso terrible, pero en línea, usando los ordenadores de forma estúpida.” En la actualidad el elearning clásico ha evolucionado para adaptarse a las exigencias de los usuarios (aprender en cualquier momento y lugar, bajo demanda) y de la tecnología (acceso multidispositivo), pero cabe preguntarnos si en esencia ha cambiado su filosofía.

Aprendizaje en el aula vs. Aprendizaje online

El aprendizaje en la escuela, la universidad o la empresa sigue por lo general unos patrones aún vigentes: una persona o conjunto de personas escogen qué conocimiento ha de trasmitirse, se trata metodológica y didácticamente para ser trasladado a los receptores, y su fin es el aprendizaje. Es trata pues de un modelo de “extensión”, donde lo que importa es que el conocimiento pase de unas personas a otras. Ese es el objetivo fundamental, más allá de la comprobación de la efectividad de lo aprendido, su integración en otros sistemas formativos basados en un esquema conocimiento-examen.

El modelo de elearning clásico tiende a repetir estos patrones punto por punto: se trabaja con diseño instruccional un contenido para llegar a través de la pantalla a un colectivo determinado, poniendo a disposición de los formandos una serie de recursos o recomendaciones, accesibles en una serie de pantallas que replican el modelo de aprendizaje de un libro.

Sí es cierto que han cambiado los formatos y en que en la actualidad los cursos online suelen ser más breves e incluir más vídeo pero… ¿esto implica que el modelo haya cambiado sustancialmente? La desaparición de Flash como estándar de facto, el acceso multidispositivo y la forma dispersa, directa y rápida de acceder a respuestas rápidas que se exige en la actualidad obliga a los desarrolladores a realizar un lavado de cara de los contenidos elearning. Pero, ¿siguen siendo cursos de espíritu magistral?

“Todo lo que puedas aprender está basado en la práctica”

Schank defiende que en la vida real se aprende haciendo cosas. Cuando somos niños aprendemos a hablar de forma no premeditada, sino por observación, ensayo y error. De adultos lo seguimos haciendo del mismo modo: eligiendo de forma consciente (por necesidad) lo que queremos aprender, explorando las posibilidades a nuestro alcance, y valorando el expertise que vamos adquiriendo en el proceso. En este contexto, el aprendizaje formal, reglado y premeditado ofrece el conocimiento complementario a nuestro proceso de aprendizaje invisible (la ortografía y gramática que nos permitirá hablar y escribir correctamente), pero no debe ser el único. El elearning por tanto se quedaría en ese plano de formación formal ortodoxa, pero no puede convertirse en el único modo de trasladar conocimiento en una empresa.

Aún hay organizaciones que creen que sacar provecho de las tecnologías consiste en trasladar la formación en aula a cursos elearning, cuando deberían acometer una transformación mucho más profunda y radical. Si no son early adopters, si no entraron en la “revolución del elearning” que tuvo lugar en torno al año 2000, ahora es el momento de ser disruptivos y dejar de considerar el elearning como el siguiente paso en su evolución lógica. Se suele argumentar que los empleados no están preparados para dar semejante paso, pero en ocasiones la barrera suele venir desde los responsables de RRHH o Formación, que se resiste a abandonar modelos donde ellos tienen el control de qué, cómo y cuándo deben saber las personas en la organización. Por el contrario, otras empresas “se han arriesgado” a evolucionar desde modelos de formación tradicionales a otros como el aprendizaje colaborativo y constructivista que preconizan los MOOC, las posibilidades de la gamificación como metodología para desarrollar comportamientos y cambiar actitudes, o actividades de aprendizaje On the job training, donde la aplicación al desempeño es directa.

Si el elearning sigue funcionando como hace 10 años, quedará en el nicho de la formación formal, ese 10% del modelo 70.20.10 por el que muchas empresas ya están apostando. Y por tanto, se debe evitar denominar “elearning” a otros modelos de aprendizaje simplemente porque suceden a través de la tecnología.

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