Francesco Petrarca (1304-1374) fue un poeta italiano del siglo XIV. Curioso insaciable y con un firme espíritu crítico, fue uno de los pensadores que fue abriendo camino hacia el humanismo del Renacimiento a través de bellísimas obras como su “Cancionero”, dedicado a su amada y musa Laura, y “Subida al monte Ventoso”, en la que utiliza el diálogo interno para explorar temas filosóficos, aparte de ser quizás la primera muestra del alpinismo en la literatura.
También fue el autor de «Remedios para la vida», un tratado moral escrita en el que reflexiona sobre las virtudes y vicios humanos y ofrece consejos sobre cómo vivir una vida plena y feliz. La obra, recientemente reeditada por Acantilado, “reúne treinta y cinco de las recomendaciones más incisivas concebidas por Petrarca en su De remediis utriusque fortunæ—escrito entre 1354 y 1366—para el escarmiento de los prósperos y el consuelo de los desdichados.”
Por qué leer a Petrarca
Son muchas razones por las cuales deberíamos leer a los clásicos del Renacimiento y a Petrarca en concreto en la actualidad. En primer lugar, su lectura nos permite disfrutar de su capacidad para pensar críticamente y expresar ideas complejas de manera efectiva y con una prosa elegante, así como descubrir nuevas perspectivas sobre el hombre y la vida.
Aunque parezca que el mundo ha cambiado mucho desde la época de Petrarca, principalmente en lo que respecta a la tecnología, la naturaleza humana sigue siendo la misma en esencia.
Más allá de que se pueda interpretar que Petrarca predijese la llegada de Twitter o las fake news, las reflexiones del poeta en “Remedios para la vida” demuestran que por muchos siglos que pasen y las evoluciones tecnológicas se aceleren, las virtudes y los vicios humanos siguen siendo similares.
“Remedios para la vida” se divide en dos partes: la primera trata sobre los remedios para la adversidad, y la segunda sobre los remedios para la prosperidad, puesto que tanto el defecto como el exceso de bienestar invita a la reflexión y la acción. En la primera parte, el poeta expone que la adversidad es un aspecto inevitable de la vida, pero que también puede ser una oportunidad para el crecimiento personal. Propone que la paciencia, la humildad y la fe son las claves para superar la adversidad y encontrar la paz interior. En el siglo XXI, donde todo sucede y cambia de manera cada vez más acelerada, la búsqueda del equilibrio interior se busca antes desde el autoconocimiento o el coaching que desde la fe, pero en esencia subyace el mismo anhelo: cómo no olvidar quien soy y qué puedo hacer para no perderme cuando las circunstancias del entorno me son contrarias.
En la segunda parte del tratado, Petrarca advierte sobre los peligros de la prosperidad, y cómo evitar caer en la arrogancia y el orgullo. Propone que la gratitud, la moderación y la prudencia son las virtudes que deben guiar a las personas en tiempos de éxito y felicidad, y hace referencia a los poderosos de entonces que, los poderosos de ahora, en ocasiones caen en la trampa de servirse primero a sí mismos más que a los intereses de quienes confían en ellos.
Petrarca y la tecnología
Los consejos del poeta renacentista sobre la moderación, la gratitud y la prudencia siguen siendo útiles en la actualidad, y pueden ayudar a las personas a utilizar la tecnología de manera más reflexiva, prudente, sabia y saludable.
A medida que la tecnología se vuelve más omnipresente en nuestras vidas, puede ser fácil distraernos de nuestra vida interior y centrarnos solo en el mundo exterior. Las notificaciones múltiples de las redes sociales y laborales, el consumo compulsivo de contenidos multimedia breves y absurdos, la distracción y la falta de presencia acaban obnubilando la capacidad de presencia y embotando la reflexión sobre quiénes somos y cuál es nuestro propósito o nuestra pasión personal. Las reflexiones de Petrarca sobre la importancia de la paciencia, la humildad y la fe pueden ayudarnos a cultivar una vida interior más rica y satisfactoria, sabiendo poner freno a la avalancha de contenidos y distracciones que nos lleva desde múltiples pantallas.
Del mismo modo y tal como sucedió durante el Renacimiento, aunque la tecnología nos ha brindado muchas comodidades y avances, también ha cambiado la forma en que interactuamos con el mundo y con los demás. Petrarca vivió en un momento de cambio cultural radical en Europa, de modo que sus escritos reflejan la importancia de la preservación de la cultura y las artes o, dicho de otro modo, de aquello que nos hace humanos.
En la actualidad, la tecnología nos brinda nuevas formas de preservar y compartir la cultura y el conocimiento, pero también puede amenazar la autenticidad y la diversidad cultural. El pensamiento homogéneo y reforzado por nuestros sesgos a través de los impactos que nos llegan desde las redes sociales y otros medios lleva a la polarización de la opinión y el rechazo de la otredad (tal y como exploraba Umberto Eco en su ensayo “Construir el enemigo”, donde alerta acerca de cómo los medios de comunicación y la política utilizan la construcción de enemigos para fomentar el miedo y la división en la sociedad.)
La gratitud vs. los likes y los followers
Petrarca propone que la gratitud, la moderación y la prudencia son las virtudes que deben guiar a las personas en tiempos de éxito y felicidad. Sostiene que la gratitud es fundamental porque ayuda a la persona a reconocer la fuente de su éxito y a evitar la arrogancia y la vanidad. La gratitud sincera entre lo que aportamos a los demás y lo que los demás nos aportan va más allá de su cómputo en términos de likes o de monetización de los followers.
La moderación también es importante, ya que puede ayudar a prevenir el exceso y la falta de autocontrol. Petrarca argumenta que la moderación es especialmente importante en el uso del dinero y el poder, ya que puede ayudar a evitar la codicia y la corrupción. Mas allá de los tecnócratas actuales, la moderación que propone Petrarca se puede aplicar al tiempo dedicado a redes, juegos, interacciones y visualizaciones de contenidos que embrutecen el cerebro e impiden disfrutar de tiempo para pensar sobre nuestras pasiones o para interactuar sobre lo que nos rodea en el mundo físico.
En tiempos de abundancia como los que vivimos, Petrarca advierte sobre cómo evitar los peligros de la prosperidad mediante la práctica de la gratitud, la moderación y la prudencia, ya que estas virtudes pueden ayudar a las personas, tanto si han nacido en el siglo XIV como si lo han hecho en el XX o XXI, a mantenerse humildes y enfocadas en lo que es realmente importante en la vida.
Imagen de portada: retrato de Petrarca del siglo XVI junto imagen generada por Dall.e.