“Uno no puede vivir una existencia realmente excelente si no siente que pertenece a algo superior y más permanente que uno mismo”. Mihaly Csikszentmihalyi.
El sistema de educación actual funciona en la mayoría de los casos por un sencillo mecanismo: se premia lo que se hace bien, se castiga lo que se escapa de la norma o de lo estipulado como correcto. Se trata que desde la infancia los niños aprendan la importancia de obedecer, de agradar, de cumplir un horario, de aceptar las normas establecidas y de situarse en una «normalidad» socialmente aceptada. Estos patrones son los que después van a tener en sus puestos de trabajo, que en muchos casos replican modelos fabriles decimonónicos: se entra a una hora, se descansa en otra, se obedece a los jefes y cuanto más se trabaje (que no mejor…), más se valora.
Sin embargo el mundo se está transformando y con él las corporaciones, obligadas a convertirse a los nuevos modelos de relación que están penetrando. La crisis, la transformación digital de las empresas, la aparición de nuevas profesiones, la incertidumbre sobre el futuro y las nuevas expectativas de los jóvenes que están incorporándose al mercado laboral son algunas de las razones que hacen que las compañías estén replanteándose qué motiva a sus empleados. Cada vez son más las marcas que intentar atraer, detectar o potenciar el desarrollo de las personas dentro de la compañía, y para ello se emplean herramientas como las Universidades Corporativas, estructuradas en escuelas e itinerarios que, emulando a los modelos de formación formal, tratan de ofrecer formación específica a sus colaboradores para que sigan mejorando su desempeño.
Sin embargo, muchas veces estas Universidades, itinerarios o proyectos no tienen el fruto que se desea: altas cifras de absentismo o de abandono, poca implicación, bajas tasas de participación. ¿Qué ocurre para que las personas decidan que esto no es importante para ellas? ¿Cuáles son sus mecanismos de motivación? ¿Cómo se puede hacer “clic” en ese resorte que les haga dedicar tiempo, esfuerzo y pasión a su propio desarrollo?
“La sorprendente verdad sobre qué nos motiva” podría pasar por una síntesis entre un libro de autoayuda y uno de empresa. En él, Daniel H. Pink recoge historias, testimonios y tips de actuación que sin duda nos hacen reflexionar sobre qué es lo que nos motiva como personas, y cómo las empresas o grupos de profesionales pueden aprender de esos mecanismos.
Pink afirma que la motivación 2.0 (premiar a los buenos, castigar a los malos para mejorar el rendimiento y potenciar la excelencia) ya no funciona. Las personas no piensan ni hacen lo que hacen como antaño. No compramos igual (Amazon se encarga de recomendarnos lo que sabe que nos va a gustar), ni nos divertimos igual (participando en videojuegos colaborativos en red), ni nos conocemos igual (a través de redes sociales para conocer amigos o encontrar pareja, en cualquier parte del mundo). Por supuesto, no trabajamos igual: cada vez son más los profesionales que se emancipan y buscan colaborar con varias empresas para tener control de qué, cuándo y para quién trabajan (los llamaos know-mads).
El mecanismo del palo y la zanahoria, del castigo (no promocionar, no conseguir un aumento, no ser seleccionado) y de la recompensa (conseguir un buen ascenso, ser valorado en la compañía) ya no es tan efectivo como antes. Es más, puede ser contraproducente, creando individuos serviles que no sean capaces de contradecir decisiones equivocadas o de dar puntos de vista alternativos, limitando la creatividad y la capacidad de proponer, eliminando la motivación intrínseca y creando una cultura de “hombres grises” donde el clavo que más sobresale es el que se lleva más martillazos.
Para ayudar a conseguir un entorno laboral productivo y que aumente las conductas de individuos proactivos y creativos, Pink recomienda nueve tips o consejos orientados a la mejora de cualquier empresa o equipo de trabajo y a desarrollar la motivación 3.0. Brevemente los resumimos a continuación:
- Probar la técnica del “20% del tiempo”: dando a los trabajadores una quinta parte de su jornada para que trabajen en los proyectos que prefieran y donde más pueden aportar.
- Propiciar las gratificaciones (económicas) entre colegas, en cualquier momento y a cualquier persona y por cualquier razón.
- Hacer una auditoría de la autonomía entre las personas del equipo, a través de una encuesta anónima. Suelen obtenerse resultados sorprendentes, ya que muchos jefes creen que delegan y dan autonomía a sus colaboradores pero en realidad se sigue percibiendo el control férreo y la falta total de decidir con criterio.
- Avanzar hacia la renuncia del control por parte de los jefes, implicando a las personas en el establecimiento de objetivos, evitando un lenguaje controlador y estando disponible para ser consultados.
- Compartir objetivos a través de preguntas como “¿cuál es la finalidad de nuestra empresa/equipo?”
- Utilizar el test de los pronombres de Reich: algo tan sencillo como escuchar si los colaboradores se refieren a la empresa como “ellos” o “nosotros”.
- Crear entornos participativos, que den autonomía y abiertos, ya sean comunidades internas, redes sociales corporativas o no, cuidando que sean suficientemente interesantes, transparentes y útiles como para que se quiera participar en ellas.
- Promover los equipos multidisciplinares y el reparto de tareas o proyectos de diversa dificultad y que contrasten con los habituales entre los colaboradores.
- Realizar actos y celebraciones “disruptivos”, más allá de las comidas de empresa con discurso del directivo y barra libre. ¿Qué tal un día presentando lo que a cada uno le gusta hacer en su tiempo libre?
Los mecanismos de la evolución son crueles. Aquellas empresas que no cambien y comprendan qué motiva a sus colaboradores serán descartadas frente a otras que logren desarrollar el Engagement y ayudar a lograr el sentido de trascendencia que todo ser humano anhela en su vida.
Link recomendado:
Conferencia TEDX. Daniel Pink 2009 La sorprendente ciencia de la motivación:
https://www.youtube.com/watch?v=VU8XtG9GmGE&feature=player_embedded#!
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