Aprender es un proceso que comienza en el nacimiento y no acaba nunca. Parece obvio señalar que cada día extraemos una lección aprendida de una situación nueva o inesperada, una conversación con un compañero o algo que leemos en las redes sociales. La clave está en ser “incompetentemente conscientes” y entender que el aprendizaje no solo favorece, desarrolla e impulsa nuestras carreras profesionales, sino que además nos hace personas más completas. Para desarrollar este hábito de Lifelong learning o aprendizaje durante toda la vida hace falta entrenamiento, constancia, curiosidad y apertura de mente.
Los obstáculos al Lifelong Learning los creamos nosotros mismos
Durante la edad adulta nos excusamos en razones como “no tener tiempo” por el trabajo, la familia o los compromisos para no acometer el reto de nuestro propio aprendizaje y desarrollo.
Otra excusa muy habitual es no tener dinero para apuntarnos a cursos o clases formales, cuando podemos organizar nuestro propio plan de aprendizaje a través de internet, con recursos y herramientas como los MOOCs, seminarios online, seguir foros especializados o redes de expertos, o estar en (y construir) las redes sociales adecuadas.
La tercera excusa suele ser la falta o el exceso de información: Internet es un abismo al que nos gusta asomarnos, pero que puede dar miedo si caemos en lo profundo. ¿Qué buscar? ¿Cómo discriminar la información correcta y fidedigna de la opinión o la suposición? ¿Cómo saber si estoy en el lugar adecuado o siguiendo a las personas correctas?
El cuarto obstáculo es sin duda fácilmente convertible en ventaja: el Lifelong Learning puede tener lugar en cualquier sitio: en el trabajo, en la casa, en la universidad, en la calle, en Internet… No tener un horario y lugar al que “asistir a clase” (fuera o dentro del trabajo) como medio de ser más constantes es una excusa débil: ¿qué mejor que moldear tus horarios según el tiempo disponible cada día de cada semana, y desde el lugar donde más sencillo sea concentrarte para aprender?
Beneficios del Lifelong Learning
Decir que el mundo cambia cada vez más rápido comienza a ser redundante, pero no por ello menos cierto. Cada vez nos enfrentamos a más situaciones inciertas e inesperadas, por lo que tenemos que estar preparados para afrontarlas y resolverlas con flexibilidad y capacidad de improvisación, y sobre todo, para aprender de los errores y ser más resistentes ante la frustración o fracaso.
Una actitud Lifelong Learning nos ayudará a adaptarnos a esos cambios, a hacer nuevos contactos, a comprender el mundo que viene, enriquecer nuestras vidas, desarrollar nuestras habilidades naturales, abrir nuestra mente a lo diferente, a ser más disruptivos y creativos. Por tanto, de alguna manera estaremos creciendo en experiencia y, por qué no, en sabiduría.
5 sencillos pasos para empezar a ser un Lifelong Learner
Primero y antes que nada, hay que ser conscientes de la necesidad de seguir aprendiendo y de las ventajas evidentes que nos reportará. Es difícil inculcar el hábito de la lectura en un adulto si no lo tenía de adolescente o lo ha abandonado por otras prioridades, llámense trabajo, hijos, pareja o simplemente “estar cansado”. Sin embargo, la mente puede reprogramarse y reaprender hábitos si hay un beneficio al alcance de la mano. Ser conscientes de nuestros logros, como en cualquier entrenamiento físico, y recibir feedback positivo nos ayudará a confirmar nuestra motivación intrínseca.
Algunos consejos adicionales:
- Establece los objetivos que quieres alcanzar y en qué plazo, ya sean de habilidades o de conocimientos, siendo realista contigo mismo, pero también exigente. Si te quedas en tu zona de confort no aprenderás gran cosa…
- Haz preguntas y sé curioso. Las dudas nunca se resuelven solas, por sencillas o simples que parezcan. No solo se trata de buscar y consumir información, sino de transformarla en conocimiento, y para eso necesitaremos la opinión o respuestas de personas con más conocimiento o experiencia sobre el tema.
- Practica y aprende del error. Cuando ponemos la teoría en funcionamiento es cuando comprobamos si funciona. En el trabajo podemos proponer y llevar a cabo pequeñas innovaciones que quizá redunden en grandes beneficios para nosotros mismos, para el equipo o para la empresa. Atrevernos a proponer es el primer paso para practicar el conocimiento o habilidades que hayamos podido aprender de forma teórica.
- Cambia tu idea sobre lo que es “aprender”. No hace falta estar en un aula, ni delante de un maestro –ya sea físico o virtual- para adquirir nuevos conocimientos. Cualquier situación es buena, siempre que tengamos activado el “chip de aprender” que nos haga reflexionar sobre lo que acabamos de ver, oír, presenciar o vivir.
- Si quieres aprender, enseña. Comparte con otros (en el mundo real o virtual) lo aprendido y piensa sobre las dudas que les surjan, ya que quizá no te las habías planteado en un principio. Cada persona piensa de un modo diferente, y rodearte de inteligencias diversas enriquecerá tu punto de vista y te ayudará a tener un “pensamiento lateral” y un punto de vista divergente respecto a lo que crees saber.
El cerebro es un músculo que se puede entrenar a diario. Al igual que no solo podemos hacer ejercicio en un gimnasio, podemos aprender en cualquier situación y lugar. Solo hay que ser conscientes, reflexionar sobre ello y ponerlo en práctica.
Para saber más:
Educación permanente: https://es.wikipedia.org/wiki/Educaci%C3%B3n_permanente
UNESCO, World Education Forum 2015: http://en.unesco.org/world-education-forum-2015/5-key-themes/lifelong-learning
[…] Life Long Learning. Por qué nunca deberías dejar de aprender. https://www.lateralia.es/lifelong-learning-nunca-deberias-dejar-aprender/ […]