Con nuestro Smartphone de última generación, afirmamos satisfechos que “tenemos el mundo al alcance de nuestra mano”. Nada más lejos de la realidad. El contenido indexado, es decir, aquel al cual podemos acceder a través de buscadores como Google, representa apenas el 4% del contenido disponible en el ciberespacio. El 96% restante constituye la Deepweb, y en uno de sus estratos más profundos y siniestros se oculta la Darknet.
Considerando que muchas páginas que podemos encontrar en Internet ya bordean claramente los límites de lo legal y de lo moral, ¿qué tipo de contenidos pueden encontrarse en la Darknet? ¿Realmente estamos dispuestos a manipular la caja de Lemarchand que abra ese inframundo?
“Nunca andes por el camino trazado, porque él sólo conduce adonde ya fueron otros.” Hellraiser (1987).
El concepto de Darknet fue acuñado en 2002, cuando en una conferencia de seguridad en Washington cuatro ingenieros de Microsoft advirtieron a través de su artículo “The Darknet and the Future of Content Distribution” sobre el hecho de que una regulación estricta de los derechos digitales sobre contenidos como música o libros no sería capaz de frenar su libre distribución a través de Internet.
En esta época acababa de ocurrir el cierre de Napster, la primera gran red P2P (“Peer to Peer”) de intercambio de archivos digitales. Después de Napster vinieron otros sistemas como Emule o eDonkey, lo cual vaticinaba un cambio radical en los paradigmas de consumo de contenidos que iba implicar un duro diálogo entre los propietarios de los derechos de autor, las distribuidoras y los consumidores finales que aún, a día de hoy, no ha sido resuelto.
En este contexto la Deepweb representa todo ese submundo de contenidos que no puede ser indexado por los buscadores, aunque no necesariamente tiene por qué ser ilegal o sórdido. En la Deepweb se pueden encontrar páginas dinámicas como las que se generan al consultar el saldo de nuestra cuenta a través de la app del banco, por ejemplo, junto con otras páginas que permiten encargar desde drogas a sicarios a domicilio.
“La caja. Tú la abriste y nosotros vinimos.” Hellraiser (1987).
Para abrir la caja de Lemarchand de la Deepweb es necesario utilizar la llave correcta. La más conocida es TOR, siglas de “The Onion Router” (“el rúter cebolla”). Su nombre hace referencia a Internet como una gran cebolla infinita en la que, por muchas capas que se quiten, siempre aparecen otras más y más profundas. TOR es la más conocida de las redes de anonimato de la Cipherspace (como Freenet o I2P) que permiten intercambiar mensajes y archivos entre usuarios sin revelar su dirección IP, lo que equivale a ocultar su identidad. Utilizando TOR, tanto el origen como el destino de la información son encriptados, de tal modo que se dificulta (que no imposibilita…) su rastreo. En resumen, TOR ayuda a encriptar las comunicaciones y permanecer en el anonimato, lo cual es muy necesario tanto para ciberdelincuentes como para agencias de inteligencia, servicios de seguridad, empresas que quieren espiar a la competencia, o incluso disidentes políticos que luchan por la democracia.
“Tenemos tantas cosas para mostrarte…” Hellraiser (1987).
Una vez descargado TOR es posible acceder a la Hidden Wiki (Wiki oculta), que es un directorio de páginas tipo .onion invisibles y que cambian con frecuencia de dominio. A través de la Hidden Wiki es posible acceder a todo tipo de contenidos del siguiente nivel de la Deepweb: la Darkweb.
Tal y como clasifica Marías S. Zavia en su inquietante post “Una semana en la deepweb. Esto es lo que me he encontrado, con Hidden Wiki es posible encontrar:
Servicios financieros:
Para lavado de bitcoins, cuentas de PayPal robadas, tarjetas de crédito clonadas, etc.
Transacciones de todo tipo en monedas virtuales como bitcoin:
Estas cibermonedas están fuera del control de cualquier gobierno o entidad financiera. Bitcoin o Darkcoin/Dash garantizan el anonimato en las transacciones, y constituyen el método de pago habitual en la Darknet. También es el utilizado por los traficantes de drogas, armas o ciberdelincuentes como los que protagonizaron el ciberataque ransomware a escala mundial de mayo de 2017.
Servicios comerciales como los que ofrece C’thulhu
Desde drogas a armas, objetos robados, documentación falsa o servicios sexuales, alquiler de hackers y sicarios a sueldo con sus correspondientes tarifas de servicios pormenorizadas.
Blogs, foros y tablones con contenidos de todo tipo
Desde libros con derechos de autor ilegalmente digitalizados a resultados de exámenes de oposiciones, imágenes y documentos clasificados de ovnis o de vampiros y, por supuesto, contenidos mucho más desagradables que van desde la pornografía más truculenta hasta el gore y el snuff.
La Darknet también tiene sitio para los activistas políticos que, desde la sombra, luchan contra gobiernos tiránicos, servicios de correo como TorMail que hacen más complicado rastrear desde dónde y hasta dónde se envían los mensajes, o incluso “espejos” de Wikileaks donde publicar u obtener secretos de estado (aunque se dice que el FBI y otras oficinas controlan mucho más la Darkweb de lo que quieren que se sepa…)
“Pensé que había ido hasta el límite, pero no. Los cenobitas me dieron una experiencia más allá del límite.” Hellraiser (1987).
Aunque parezca que este mundo de la Darknet es ya suficientemente siniestro y peligroso, existen niveles aún más profundos. Se trata de la llamada Mariana’s Web o “Fosa de las Marianas de la Web”, mito o realidad surgido en 4Chan que habla de contenidos terribles.
Acceder a la Deepweb y seguir buceando más y más abajo, hacia la Darknet, puede ser tentador. Es entrar en un mundo donde podemos encontrar casi todo lo que alguna vez pudimos desear. La Darknet es un laberinto anárquico de espacios con reglas especiales donde los gobiernos, el FBI y otras instituciones de seguridad se camuflan permitiendo ciertos actos delictivos a cambio de intentar no perder el control de otros mucho más graves (como terrorismo, mafia o pornografía infantil). Pero, considerando lo barato que es que un hacker suplante nuestra identidad por encargo de otro, o incluso lo económico que resulta contratar a un sicario, más vale que nos lo pensemos dos veces antes de accionar el mecanismo de esta caja de Lemarchand ciberespacial.
Posst publicado originalmente en: http://www.misterica.net/darknet-lado-siniestro-de-la-web/
Para saber más:
- Descarga de TOR Browser en diferentes idiomas. https://www.torproject.org/projects/torbrowser.html.en
- Kit de supervivencia en la Deepweb. https://www.genbeta.com/a-fondo/kit-de-supervivencia-en-la-deep-web
- Mucho más allá de la Deepweb: ¿qué es la Marianas Web? https://articulos.softonic.com/que-es-marianas-web-deep-web-extrema-nzn
- Suárez Sánchez-Ocaña, Alejandro. Deusto, 2015. El quinto elemento. Espionaje, ciberguerra y terrorismo.