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Curiosidad y audacia en la formación presencial

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Mobile learning, apps para el aprendizaje de idiomas, realidad virtual e inmersiva, xAPI, learning analytics… Manejando a diario todos estos conceptos pudiera parecer que el mundo del aprendizaje ha sufrido una total transformación pero… ¿es realmente así? ¿Se acabó la era de la formación presencial? La respuesta es un rotundo no. En muchas empresas e instituciones educativas se sigue aprendiendo en sala, 8 horas, con un modelo clásico muy parecido al de clase magistral. Sin embargo, ¿es una sesión de formación presencial “mala es sí misma”, como concepto? ¿Acaso no puede ser una experiencia rica, entretenida y participativa?

Se dice que “no hay contenido ladrillo sino ponente ladrillo”. En las habilidades del formador, en su capacidad para imprimir diferentes ritmos a la sesión y en la sabia aplicación de metodologías radica buena parte del secreto del éxito de la formación presencial. Se debe buscar una combinación equilibrada de cuatro ingredientes: conocimiento de lo que se habla + menú metodológico diverso y apropiado + aplicación de los principios del storytelling + interacción con los participantes.

Lograr la transferencia al puesto de trabajo con una formación presencial no es fácil, desde luego. Sin embargo, el formador puede hacer mucho para intentar que una charla magistral se transforme en una experiencia memorable. En su charla de TED, el profesor Ramsey Musallam explica lo que, según él, permite evolucionar desde el pseudoaprendizaje al aprendizaje profundo: algo tan sencillo como estimular la curiosidad de los asistentes .

Cuando somos niños nos encanta investigar: abrimos cajas y cajones, nos metemos debajo de las mesas, probamos a mezclar todo tipo de sustancias… Aprendemos por ensayo y error, sin miedo a equivocarnos, entusiasmados ante el descubrimiento, con nuestros propios ojos, de lo que ocurre tras la experimentación.

En la edad adulta esta capacidad de sorprendernos se va disolviendo en el esquema de convenciones sociales en el que debemos manejarnos con tanta soltura como discreción. Y en el aula de una empresa, donde vamos a aprender bajo la atenta mirada de nuestros compañeros y jefes, el participante adulto suele apostar claramente por una discreta participación.

formación presencial

La pasividad en el aula y que el formador no sea capaz de crear un diálogo multidireccional provocan que la curva del olvido se acelere. ¿Qué quedará de lo aprendido un día, una semana o un mes después de esa sesión en la que nos sentamos a escuchar, si no lo practicamos? ¿Volveremos a consultar las notas o los manuales que nos dieron, o simplemente permanecerán en el fondo del cajón, “por si acaso”?

La neurodidáctica ha sido capaz de demostrar cómo reacciona el cerebro mientras se realizan ciertas tareas, y las conclusiones son rotundas: ante una charla magistral en la que predomina tan solo el procesamiento lingüístico de lo que narra el profesor, el hemisferio derecho -relacionado con la intuición y la creatividad- apenas se estimula. Sin embargo, al introducir gráficos, multimedia, pruebas interactivas y trabajos colaborativos, la actividad cerebral se dispara. Si el cerebro se divierte, la persona aprende. En palabras de Chema Lázaro, premio nacional de las TIC en 2013 del ministerio de Educación, “mi método respeta el proceso por el que el cerebro aprende: primero va la motivación, luego la atención y por último la memoria. En ese orden”. Esto es algo que contrasta brutalmente con el 80% del tiempo que se destina a que hable el profesor en las clases de bachillerato, y que se hereda o incluso incrementa en las formaciones dentro de las empresas.

Si queremos alumnos estimulados y cerebros abiertos a lo que queremos transmitirles, el formador o instructor corporativo debe provocar la curiosidad y buscar formas de participación e interacción que rompan la pasividad del aula. Seguidamente proponemos 10 básicos en formato tuit para lograr que funcione nuestra formación presencial:

  1. Haz tuya la narración del contenido aplicando #storytelling.
  2. Aplica la #gamificación; se aprende más #jugando que escuchando.
  3. Atrévete a #preguntar y provoca que pregunten. Aplica la técnica de los 5 por qués.
  4. #Escucha más que habla. Deja #participar, conduce y reorienta.
  5. El cerebro necesita #emoción para aprender.
  6. Todos #juntos saben más que cada uno por separado.
  7. Atrévete a usar la #tecnología en el aula #BYOD.
  8. Rompe el ritmo e introduce el #humor y la #sorpresa.
  9. Introduce #experimentos y provoca la #reflexión.
  10. Haz que el #aprendizaje perdure a través de actividades #OnTheJobTraining posteriores.

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La formación presencial no tiene por qué desaparecer, sino que bien diseñada, evitando el modelo de clase magistral, es el perfecto complemento de otras maneras de aprender. Es una forma más de debatir, compartir y experimentar, combinable con las últimas tecnologías o con otras metodologías más disruptivas. Busquemos pues que nuestra formación presencial sea diversa, participativa, lúdica, y que estimule esa curiosidad infantil que nunca ha dejado de existir en nuestro interior de adulto.

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