Cuando queremos adquirir un conocimiento nuevo tenemos diversas opciones a nuestra disposición: comprar un libro, apuntarnos a un curso presencial u online, mirar un video-tutorial en internet, consultar a un conocido experto en el tema… Para muchas actividades de la vida cotidiana el proceso de aprendizaje suele ser tener la inquietud, observar, practicar ,aprender del error y resolver por nosotros mismos la inquietud. Pero para adquirir conocimientos que nos habiliten en el desempeño de un determinado puesto de trabajo, como por ejemplo pilotar un avión o prescribir un tratamiento médico, sigue siendo imprescindible recibir una formación formal que nos acredite como aptos para ello.
Se insiste en que las nuevas generaciones exigen o al menos esperan aprender de otros modos que no sean los tradicionales, y que en la mayoría de los casos la educación superior sigue anclada en modelos heredados de las clases magistrales del pasado, pero, ¿se puede prescindir de la formación formal? ¿Con qué otros tipos de formación o aprendizaje se pueden complementar? ¿Cuáles son los límites entre unos y otros? ¿Cómo impactan estos modelos de aprendizaje en las empresas?
Aprendiendo (también) de otros modos en la organización: el modelo 70.20.10
El modelo 70.20.10 cada vez tiene más peso en las corporaciones. Creado por McCall y desarrollado por Lombardo y Eichinger, este modelo hace referencia a una distribución del aprendizaje en las organizaciones en el cual:
- El 70% de lo que aprendemos sucede en el puesto de trabajo, a través de metodologías como el shadowing, los acompañamientos, las reuniones/desayunos de trabajo, los role playing, etc.
- El 20%, de los compañeros y, sobre todo, de los mandos directos: el peer coaching, el coaching y el mentoring son los procesos más efectivos.
- Y el 10% restante proviene del aprendizaje o la formación formal/reglada: cursos presenciales u online, lecturas, vídeos, otros.

Entonces, ¿qué es mejor, el aprendizaje formal o el informal?
La respuesta rápida será “depende”. Primero es importante definir qué es cada uno de ellos y en qué objetivos impacta.
- Aprendizaje o formación formal: es aquel que tiene lugar en un contexto organizado y estructurado, ya sea en el lugar de trabajo o bien en centros concertados. Se utiliza el término “formación” porque suele ser unidireccional, guiada, dirigida a unos objetivos concretos, y certificada. Es la formación que permitirá al piloto que maneja nuestro avión despegar y llevarnos a nuestro destino sanos y salvos.
- Aprendizaje informal: más allá de la formación ordenada, este tipo de aprendizaje fluye a través de la práctica, de la exploración y la interacción/conversación con otros, de forma espontánea, y no solo en el ámbito laboral. Cada persona es capaz de enseñar o de aprender de forma no premeditada. En el contexto empresarial, ayuda a que unos aprendan de las experiencias, conocimientos y habilidades de los otros, y por tanto, fluya el know-how de forma natural. Es un proceso sin inicio y sin fin, no estructurado ni encaminado a conseguir una certificación.
Por su aplicación directa al día a día, es fundamental para las empresas conocer cómo y dónde se genera el aprendizaje informal, y dar medios y herramientas para que se mantenga de forma natural. Salas cómodas para pensar mientras se toma un café, espacios para jugar, pasear, o descansar. o comunidades de prácticas no auditadas suelen ser ejemplos de medios donde se fomenta el aprendizaje informal. Es el aprendizaje que habilitará a nuestro piloto para proponer rutas de vuelo optimizadas o presentarse de forma amable e interesante a los pasajeros.

¿Cuándo de cada tipo?
Para Jay Cross, autor del clásico “Aprendizaje informal” de 2006, el 80% del aprendizaje que sucede en la empresa es informal y viene precisamente de la observación, el intercambio de experiencias y saberes entre colaboradores y el ensayo y error.

Esto no significa en absoluto que haya que descartar la formación formal. Al contrario, es necesario sumarle el aprendizaje informal, y analizar y explotar cómo ambos se interconectan y potencian recíprocamente. Más allá del conocimiento explicito (el “qué”), el que está en lo que nos enseñan y en los libros, el conocimiento tácito (el “cómo”) nos hace saber hacer mejor nuestro trabajo, interaccionando con personas que tienen más expertise que nosotros en determinadas materias.
La clave está en que, una vez que se tiene un conocimiento formal sobre una materia, el aprendizaje informal lo potencia de forma exponencial, mucho más rápido y potente que cualquier otro formato, porque está directamente vinculado con la motivación intrínseca del individuo. No hay nada mejor para aprender algo que quererlo o necesitarlo.
Para saber más:
- Qué es el modelo 70.20.10: https://en.wikipedia.org/wiki/70/20/10_Model
- Cross, Jay. “Informal Learning: Rediscovering the Natural Pathways That Inspire Innovation and Performance”: http://www.amazon.com/Informal-Learning-Rediscovering-Innovation-Performance/dp/0787981699/ref=asap_bc?ie=UTF8
- Qué es el aprendizaje informal, infografía: http://agenciadeaprendizaje.net/wp-content/uploads/2014/08/aprendizaje-informal.jpg