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Apocalípticos e integrados de la transformación digital

"Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles." Apocalipsis. 2 Timoteo.

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En su ensayo de 1964 “Apocalípticos e integrados” Umberto Eco propone un interesante debate entre dos puntos de vista muy diferentes acerca de la cultura popular y los medios de comunicación de masas.

Por un lado, los apocalípticos defienden que la cultura de masas que promueven los medios masivos de comunicación (periódicos, radio y televisión, principalmente) es perjudicial para el desarrollo de la sociedad, ocasionando un impacto nocivo en su desarrollo. Se basan en ideas planteadas por autores como Nietzsche, según el cual el ascenso democrático de las multitudes solo puede provocar la deriva hacia “el hombre común” frente al intelectual reflexivo, y hacia el pensamiento hecho por y para débiles.

Por otro lado, los integrados consideran que la cultura de masas es imprescindible para el mantenimiento democrático del sistema social, facilitando el acceso a la cultura a grandes bolsas de población que secularmente han quedado excluidas de los sistemas culturales elitistas. Defienden además que el carácter del entretenimiento de los mass media no es exclusivo de los tiempos actuales, sino que es una forma de “distracción menor” que ha existido bajo diferentes formas a lo largo de la historia (gladiadores, circo y fútbol comparten componentes culturales y sociales muy similares)

Para la visión apocalíptica, los mass media solo promueven emociones simples y rápidas, impiden la reflexión y el razonamiento profundo, se basan en opiniones comunes y son incapaces de provocar un debate o intercambio de opiniones reflexivo.

Umberto Eco se adelantaba en 1964 a la época de Internet y las redes sociales, en las que se busca el sensacionalismo, las fake news, los titulares de 140 caracteres, la sorpresa inmediata y el flujo constante de impactos informativos, antes que la lectura de textos complejos o el debate entre puntos de vista diferentes.

Frente a esta visión negativa y elitista, los integrados argumentan que los mass media (incluyendo los actuales medios digitales) introducen nuevas formas de hablar y esquemas de percepción que son característicos de una nueva sociedad. En este sentido, cabe recordar que recientemente la Real Academia Española ha presentado el “Libro de estilo de la lengua española”, en el cual “los emojis, los guasaps, los emails… son analizados por primera vez para tratar de normalizar su uso y buscar unas directrices que ayuden a los nuevos escritores digitales (y en esa definición entran todos los hablantes en la medida en que todos usan redes sociales, etc.) a escribir correctamente en estos nuevos medios y soportes.” (Yorokobu)

Y ENTONCES LLEGÓ INTERNET…

Inevitablemente, la introducción de las nuevas tecnologías provoca cambios sustanciales en el modo de comportarse, relacionarse y convivir las personas. Así, la llegada de la televisión auguró la desaparición de las radios, lo cual no ha ocurrido (si bien en la actualidad se han abierto otros modos de escuchar programas a través de formatos como el podcast).

Muchos intelectuales anticipaban en la década de los 80 que los ordenadores provocarían un cambio profundo en la manera de relacionarnos. Asimov se planteaba si los ordenadores e Internet llegarían incluso a sustituir a escuelas y profesores. Otros especularon con la desaparición de los libros, las revistas y los periódicos impresos, que sin embargo han sabido reinventarse y vivir una nueva etapa dorada adaptándose para responder a los modos de consumo digitales.

¿SERÁ EL FUTURO DISTÓPICO O UTÓPICO?

La introducción de tecnologías disruptivas y avances como la inteligencia artificial está provocando, como no podía ser de otra manera, un nuevo y renovado debate entre apocalípticos e integrados de la transformación y digitalización.   

Tal y como se comenta en la obra «Qué haremos cuando las máquinas lo hagan todo» de Malcolm Frank, Paul Roehrig y Ben Pring, se pueden encontrar dos visiones bien diferentes.

Por un lado, los apocalípticos tienen a dibujar un futuro en el que las máquinas lo harán todo (o casi todo), desplazando a las personas de los puestos de trabajo y provocando un panorama incierto y tenebroso donde los humanos se preguntarán cómo podrán ganarse la vida, pagar sus casas o asegurar la educación de sus hijos.

Estos apocalípticos o “distópicos” creen que  el futuro pasa por la existencia de robots maléficos que controlarán a las personas, y donde todos nuestros pensamientos e intenciones quedarán controlados y auditados a través de complejos sistemas de recolección y uso perverso de nuestros datos personales. Algunos ejemplos conocidos de personajes públicos apocalípticos/distópicos son Elon Musk y el recientemente fallecido Stephen Hawking.

En el otro extremo, los integrados creen que la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías liberarán a los trabajadores de las tareas más rutinarias, augurando un futuro en el que el tiempo de trabajo y ocio tal y como lo conocemos cambiará radicalmente (y a mejor). Estos  integrados o “utopistas” son personas que creen firmemente que el futuro digital será mágico y mejor, y que en la actualidad ya estamos empezando a ver sus posibilidades y ventajas: medicina predictiva que previene enfermedades, reducción de accidentes gracias al coche autónomo, Smart Cities sostenibles y respetuosas con el ciudadano y el medio ambiente, etc. Don Tapscott Ray Kurzweil y Peter Diamandis son algunos ejemplos de defensores de la visión integradora/utópica.

En el justo medio quedarían los pragmáticos, aquellos que creen que “el futuro puede ser bueno si tomamos decisiones inteligentes y prácticas”.

Steve Wozniak, Satya Nadella y Sundar Pichai son algunos de los representantes de este pragmatismo. Entienden que la calidad de vida mejorará para muchas personas a corto plazo gracias a la inteligencia artificial y la digitalización de las empresas, pero que también habrá un duro impacto en el mundo laboral (miles de empleos se destruirán inevitablemente). También creen firmemente que nuestras decisiones y movimientos actuales determinarán en gran medida un futuro apocalíptico o mágico, integrador o separador.

Para saber más

  • Apocalípticos e integrados. Umberto Eco, Editorial Tusquets, 1964.
  • Qué haremos cuando las máquinas lo hagan todo. Artificial Intelligence, Bots and Big Data. Malcolm Frank, Paul Roehrig y Ben Pring. Lid Editorial, 2017.
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